¡Buenos días!
El primer día del viaje ha sido un día intenso, repleto de traslados y ausente de horas de sueño. También ha sido una buena inmersión en el país, Uganda, un país mucho menos desarrollado que otros destinos turísticos africanos por excelencia como Kenya o Tanzania. Pero eso también le da un encanto y reduce su masificación, por lo que hay que ver el vaso medio lleno, ¿verdad?
El trayecto ha durado unas 14 horas desde Barcelona, saliendo al mediodía de la ciudad condal y llegando a Entebbe a las cuatro de la mañana (GMT +3HRS). Hemos hecho un par de escalas: la primera en Istambul (donde hemos estado un par de horas que hemos aprovechado para probar algún que otro dulce turco y un insanamente imbebible café de aeropuerto) y la segunda en Kigali/Ruanda (donde no hemos ni bajado del avión pero nos han sometido a un buen chequeo de seguridad, despertándonos a todos para pedir los pasaportes y revisando cada equipaje de mano). ¡Esta es la cara que llevábamos antes de subir al avión! La de después me la guardo a buen recaudo :)
El aeropuerto de Entebbe, por llamarlo de alguna manera, estaba obviamente desierto. En la zona de admisión nos han tomado las huellas a todos menos a Claudio, al que le han dicho literalmente que ya no requerían sus huellas por ser ciudadano senior. "¡Pero yo quiero darlas! ¿Ya no puedo delinquir con mi edad?" exclamaba, pero de poco le ha servido. Nos ha recogido nuestro nuevo mejor amigo, el guía David, que nos acompañará estos días. Y sí, aquí es verano permanente. Están en época seca y de noche tampoco hace frío. Imaginaos de día. Me ha llamado la atención ver que en el autopista todas las luces estaban apagadas, pero David nos ha comentado que es porqué tienen que ahorrar tras el despilfarro de iluminación de estas fiestas. ¡Que nos sirva de ejemplo! Tras pocos minutos hemos llegado al hotel. En la recepción nos han dado los buenos días -no habíamos dormido nada aún- y tras el cristal que nos separaba del lago Victoria hemos observado una embajada de mosquitos que se acumulaban tras él como un grupo de niños en el escaparate de una tienda de dulces (para los seguidores de la serie, uno se sentía un poco en Walking Dead, poca gente y cientos de pequeños ojos queriendo incarte el diente). ¡Suerte del repelente!
Tras 180 minutos de sueño, un buen desayuno y el clásico episodio donde mi madre no encuentra algo antes de salir (ya los echaba de menos, es adictivo), hemos empezado la excursión. El objetivo de hoy era viajar de Entebbe al Parque Nacional del Bosque de Kibale (cerca de Fort Portal), lo que requería unas 6-7 horas de trayecto. Contra lo que pueda parecer la ruta ha sido entretenida, y nos ha permitido observar de cerca las poblaciones que cubren la geografía ugandesa. En general la conducción es caótica (como en todo África) y tiene lugar por la izquierda, como buena colonia inglesa, aunque a diferencia de Kenya aquí les gusta cualquier turista -¡allí odian al inglés!-. La mayoría de pueblos son idénticos: tierra roja y pequeñas casas semi destartaladas donde en ocasiones también ejercen de comercios, rodeadas de gente charlando. Casi todo el mundo mayor de edad se sentaba cerca de su moto, mientras que los niños invertían el tiempo en saludar y perseguir coches. David nos ha alertado que la gente estaba muy inactiva por ser fiestas (la gran mayoría de la población es cristiana y celebran la Navidad), pero me ha dado la sensación de que era algo normal.
Como entenderéis, de fotos he podido hacer pocas. Hemos parado muy poco y desde el coche y con las carreteras que hay, poca posibilidad he tenido de encuadrar algo decente. Pero os dejo algunas de las que han quedado bien para que os hagáis una idea. Y dicho esto os preguntaréis... ¿qué cosas interesantes hemos aprendido en el trayecto? (lo sé, no es verdad pero me ayuda a introducir anécdotas)
- El estado cubre la educación pública de los 7 a los 12 años, aunque las clases están altamente masificadas (hasta 120 personas) y por eso los que pueden optan por la privada. Las familias de los pueblos tienen entre 5 y 10 niños mientras que en las ciudades tienen una media de 3. ¡Ah! Y hablan suagili. ¡Hakuna Matata!
- El deporte por excelencia del país es el fútbol, siendo los Uganda Cranes su máximo exponente futbolístico. Dicho esto en 7 horas sólo he visto 3 niños jugando a pelota (de cerca de un centenar) y dos camisetas de fútbol (una del Barcelona y otra del Madrid, ¡empate de momento!) por lo que tampoco me han parecido muy apasionados del deporte rey.
- Las motos y sus conductores se llaman Boda Boda, y son taxis de corta distancia. Antaño eran bicicletas y llevaban a la gente entre bordes del país, (border-to-border) lo que degeneró en su nombre actual. Valen unos 1000EUR pero la gasolina tiene un coste bastante elevado en relación a sus salarios. También hay taxis de larga distancia en forma de furgonetas de hasta 18 personas de capacidad. Dicho esto, la mayoría de la población no se dedica al transporte sino al cultivo de cereales, té y café entre otros, y los pequeños poblados se auto-gestionan sin supervisión aparente.
- Los funerales (alguno hemos visto) son solemnes y acude todo el pueblo. Como he visto algunos muy contentos en el evento le he dicho a David que ya me parecía que amigos del difunto no eran o que igual no se trataba de un ejemplo de persona -por así decirlo-. "Hay que ir igualmente", ha dicho afirmando con la cabeza. Y luego se ha empezado a reír. Para equilibrar el Karma también hemos visto alguna boda :)
- Aunque los poblados son como son, algunos como Kakabara tienen iglesias dignas de grandes ciudades. ¡Sorprende y mucho el contraste!
Tras muchos kilómetros, alguna cabezadita, y una diversidad amplia de paisajes y temperaturas (a mayor altura el clima es algo más frío y los terrenos más verdes y menos áridos) hemos terminado comiendo algo en horario español, a las tres. Un sándwich para cada uno y unos nuggets de pollo malísimos (sí, se pueden hacer mal, no es un mito). Ha sido entonces donde más hemos notado el calor, sobretodo cuando casi se me suelda el brazo a la puerta del coche al apoyarme. La última hora y media ha sido la mejor, ¡nos hemos encontrado con muchos papiones oliva! (olive baboons). Ha sido nuestra primera simio-experiencia en el país aunque los hemos tratado con mucho respeto y sin bajar del coche. Aún recuerdo la incesable persecución que sufrí en Kenya y aún me estoy recuperando del susto (Noemí aún se ríe). Y como no son lo más sociable, mejor guardar distancias. De hecho el "macho alfa" del grupo ha venido, se ha levantado y nos ha mirado con cara de repartidor cara-anchoa, dejando clara su posición y la nuestra. El resto aprovechaban el rato desparasitándose, chupando cualquier cosa no-tierra que hubiera por el suelo o analizando nuestro coche en búsqueda de aperturas y tesoros fácilmente alcanzables. ¡Los pequeños eran una monada! (no es un juego de palabras, lo prometo)
¡Y por fin! ¡Llegamos al hotel! ¡El Primate Lodge! Está ubicado en la entrada del Parque Nacional de Kibale, donde mañana veremos chimpancés. Las habitaciones están bien aunque hay toque de queda con la luz (que ahora estoy violando) y tienen dos redes wireless, a cual más soporífamente lenta. Dicho esto estamos rodeados de vegetación y selva, ¡quién necesita más! El ruido de la fauna es intenso (un día subo el audio), ¡se nota que estamos lejos de la civilización! De camino a la cabaña me ha dado medio infarto al ver varios ojos observándome desde la vegetación... para luego ver que eran decenas de luciérnagas, ¡un bonito espectáculo!
Y con esto me voy a dormir, que mañana hay que madrugar y llevamos acumulación de sueño.
¡Un abrazo y asante sana! (gracias!)
El primer día del viaje ha sido un día intenso, repleto de traslados y ausente de horas de sueño. También ha sido una buena inmersión en el país, Uganda, un país mucho menos desarrollado que otros destinos turísticos africanos por excelencia como Kenya o Tanzania. Pero eso también le da un encanto y reduce su masificación, por lo que hay que ver el vaso medio lleno, ¿verdad?
El trayecto ha durado unas 14 horas desde Barcelona, saliendo al mediodía de la ciudad condal y llegando a Entebbe a las cuatro de la mañana (GMT +3HRS). Hemos hecho un par de escalas: la primera en Istambul (donde hemos estado un par de horas que hemos aprovechado para probar algún que otro dulce turco y un insanamente imbebible café de aeropuerto) y la segunda en Kigali/Ruanda (donde no hemos ni bajado del avión pero nos han sometido a un buen chequeo de seguridad, despertándonos a todos para pedir los pasaportes y revisando cada equipaje de mano). ¡Esta es la cara que llevábamos antes de subir al avión! La de después me la guardo a buen recaudo :)
Tras 180 minutos de sueño, un buen desayuno y el clásico episodio donde mi madre no encuentra algo antes de salir (ya los echaba de menos, es adictivo), hemos empezado la excursión. El objetivo de hoy era viajar de Entebbe al Parque Nacional del Bosque de Kibale (cerca de Fort Portal), lo que requería unas 6-7 horas de trayecto. Contra lo que pueda parecer la ruta ha sido entretenida, y nos ha permitido observar de cerca las poblaciones que cubren la geografía ugandesa. En general la conducción es caótica (como en todo África) y tiene lugar por la izquierda, como buena colonia inglesa, aunque a diferencia de Kenya aquí les gusta cualquier turista -¡allí odian al inglés!-. La mayoría de pueblos son idénticos: tierra roja y pequeñas casas semi destartaladas donde en ocasiones también ejercen de comercios, rodeadas de gente charlando. Casi todo el mundo mayor de edad se sentaba cerca de su moto, mientras que los niños invertían el tiempo en saludar y perseguir coches. David nos ha alertado que la gente estaba muy inactiva por ser fiestas (la gran mayoría de la población es cristiana y celebran la Navidad), pero me ha dado la sensación de que era algo normal.
Como entenderéis, de fotos he podido hacer pocas. Hemos parado muy poco y desde el coche y con las carreteras que hay, poca posibilidad he tenido de encuadrar algo decente. Pero os dejo algunas de las que han quedado bien para que os hagáis una idea. Y dicho esto os preguntaréis... ¿qué cosas interesantes hemos aprendido en el trayecto? (lo sé, no es verdad pero me ayuda a introducir anécdotas)
- El estado cubre la educación pública de los 7 a los 12 años, aunque las clases están altamente masificadas (hasta 120 personas) y por eso los que pueden optan por la privada. Las familias de los pueblos tienen entre 5 y 10 niños mientras que en las ciudades tienen una media de 3. ¡Ah! Y hablan suagili. ¡Hakuna Matata!
- El deporte por excelencia del país es el fútbol, siendo los Uganda Cranes su máximo exponente futbolístico. Dicho esto en 7 horas sólo he visto 3 niños jugando a pelota (de cerca de un centenar) y dos camisetas de fútbol (una del Barcelona y otra del Madrid, ¡empate de momento!) por lo que tampoco me han parecido muy apasionados del deporte rey.
- Las motos y sus conductores se llaman Boda Boda, y son taxis de corta distancia. Antaño eran bicicletas y llevaban a la gente entre bordes del país, (border-to-border) lo que degeneró en su nombre actual. Valen unos 1000EUR pero la gasolina tiene un coste bastante elevado en relación a sus salarios. También hay taxis de larga distancia en forma de furgonetas de hasta 18 personas de capacidad. Dicho esto, la mayoría de la población no se dedica al transporte sino al cultivo de cereales, té y café entre otros, y los pequeños poblados se auto-gestionan sin supervisión aparente.
- Los funerales (alguno hemos visto) son solemnes y acude todo el pueblo. Como he visto algunos muy contentos en el evento le he dicho a David que ya me parecía que amigos del difunto no eran o que igual no se trataba de un ejemplo de persona -por así decirlo-. "Hay que ir igualmente", ha dicho afirmando con la cabeza. Y luego se ha empezado a reír. Para equilibrar el Karma también hemos visto alguna boda :)
- Aunque los poblados son como son, algunos como Kakabara tienen iglesias dignas de grandes ciudades. ¡Sorprende y mucho el contraste!
Tras muchos kilómetros, alguna cabezadita, y una diversidad amplia de paisajes y temperaturas (a mayor altura el clima es algo más frío y los terrenos más verdes y menos áridos) hemos terminado comiendo algo en horario español, a las tres. Un sándwich para cada uno y unos nuggets de pollo malísimos (sí, se pueden hacer mal, no es un mito). Ha sido entonces donde más hemos notado el calor, sobretodo cuando casi se me suelda el brazo a la puerta del coche al apoyarme. La última hora y media ha sido la mejor, ¡nos hemos encontrado con muchos papiones oliva! (olive baboons). Ha sido nuestra primera simio-experiencia en el país aunque los hemos tratado con mucho respeto y sin bajar del coche. Aún recuerdo la incesable persecución que sufrí en Kenya y aún me estoy recuperando del susto (Noemí aún se ríe). Y como no son lo más sociable, mejor guardar distancias. De hecho el "macho alfa" del grupo ha venido, se ha levantado y nos ha mirado con cara de repartidor cara-anchoa, dejando clara su posición y la nuestra. El resto aprovechaban el rato desparasitándose, chupando cualquier cosa no-tierra que hubiera por el suelo o analizando nuestro coche en búsqueda de aperturas y tesoros fácilmente alcanzables. ¡Los pequeños eran una monada! (no es un juego de palabras, lo prometo)
¡Y por fin! ¡Llegamos al hotel! ¡El Primate Lodge! Está ubicado en la entrada del Parque Nacional de Kibale, donde mañana veremos chimpancés. Las habitaciones están bien aunque hay toque de queda con la luz (que ahora estoy violando) y tienen dos redes wireless, a cual más soporífamente lenta. Dicho esto estamos rodeados de vegetación y selva, ¡quién necesita más! El ruido de la fauna es intenso (un día subo el audio), ¡se nota que estamos lejos de la civilización! De camino a la cabaña me ha dado medio infarto al ver varios ojos observándome desde la vegetación... para luego ver que eran decenas de luciérnagas, ¡un bonito espectáculo!
Y con esto me voy a dormir, que mañana hay que madrugar y llevamos acumulación de sueño.
¡Un abrazo y asante sana! (gracias!)
Bé Albert! Segueix així !!! Tot hom te que conèixer la nostra aventura y ens quedarà com record per que lo que son les altres fotos.....
ResponderEliminarNomés té dret a queixa la Noe i una parella d'amics als que els hi dec fotos :P
EliminarSegundo dia :los encuentro.
ResponderEliminarTercer día: a ver qué mas perdemos ;-)
EliminarVeo que empezais con muy mal pie. Espero que la cosa mejore los próximos días. Excelentes fotos y excelentes explicaciones de vuestro hijo. Parece que también estemos haciendo el viaje. Un abrazo a todos y... ME GUSTA.
ResponderEliminarcARLOS
Muchísimas gracias Carlos!! :)
EliminarHay una foto de un moño que la encuentro "monísima" parece que pose para la foto.
ResponderEliminarAun suponiendo que no hay mal intención, Que impresión sentir que te están mirando,jejeje lo cuentas de forma muy divertida y si me lo permites hasta cómica.
Por cierto la gente me parece más bien alta,
¡Gracias! Intento hacerlo un poco cómico, como soy yo, jejeje. Aunque en algunos posts no me sale tanto humor ;)
EliminarLa gente era de altura media menos los pigmeos (batwa) que son significativamente más bajos.